Lealtad a la marca
19 de Octubre de 2025
Cuando era niña me gustaba mucho Nickelodeon. Mi operadora de cable me quitó Jetix y con él la posibilidad de seguir viendo Code Lyoko, así que encontré en Nick una especie de “hogar”. Me sentía cómoda viendo la grilla de programación que ofrecía en los años 2000s, y cuando la misma fue cambiando, yo seguí viendo. Porque era Nickelodeon. Mi operadora consiguió Cartoon Network años después, y tenía la posibilidad de ver un abanico de obras grandes de la animación. Le siguieron Disney Channel y Disney XD. Pero seguí con Nickelodeon, porque era Nickelodeon y el resto no. Entonces, aunque no me gustara, veía Fanboy y Chum Chum. La Granja. Mighty B (Perdón, me parecía demasiado frenético). Y me quejaba de ellos, pero no hacía nada al respecto. Me comí todo el plantel de series que se conoció como la época oscura de Nick. Hasta que me gradué a ver “canales para grandes”. La zona de confort fue muy adictiva durante mi infancia y adolescencia. Me pasó lo mismo con videojuegos, series, películas y eventualmente la lucha libre. Fui programada para seguir a la marca por encima de lo que ofrecía, fui la fan por excelencia de WWE.
Mi viejo amigo Giovanni, de Morelia, es un fan apasionado de todo esto. Lo conocí en Taringa en 2011. Veía de todo, pero estaba muy encantado con New Japan y TNA. Poquito antes de la compra de Bushiroad, del nacimiento de Bullet Club, de la pipebomb incluso. Me insistía que les diera una oportunidad. No porque se creyera mejor que yo viendo otras empresas, sino porque de verdad quería que disfrutara de más cosas en la lucha libre. Me dio un enlace a Wrestle Kingdom VI completo, de cuando Okada apenas parecía un cosplayer de Boris Johnson. Oh, Gio, la Nina de 13 años no te merecía. Apenas me animé a ver Bound for Glory de ese año, y lo gracioso es que me divirtió mucho… Pero no vi más. Igual que quien empieza una rutina de ejercicio un día para nunca pisar el gimnasio de nuevo. Como mucho, veía el DVD de Christian Cage que sacó TNA una y otra vez, porque era Christian.
Hace tiempo ya, leí un hilo que hablaba con precisión sobre cómo WWE tiene la habilidad de atrapar todos los aspectos de tu vida lo cual AEW no logra hacer. No encuentro el hilo. No lo hizo una cuenta grande. Espero poder volver a leerlo. Tenía un muy buen punto sobre la máquina de marketing de la empresa. Toca tus emociones, te muestra sus décadas de historia, controla toda la narrativa, te hace sentir parte de ellos. Empresas como Alorica sueñan con lograr algo así; tener defensores a capa y espada haciendo publicidad gratuita por ellos incluso en sus peores momentos. La lealtad a la marca es una droga poderosa y la WWE son expertos en hacer leal al más incauto. Documentales, horas y horas de programación, marcas para múltiples propósitos, merchandising de todo tipo, historias actuales que hacen referencia a su pasado, es un generador de hiperfijaciones imparable.
Volviendo a mí, NXT me hizo conocer un poco del mundo más allá del plantel principal de WWE y su estilo a fines de 2014. Pero no me hizo saltar a ver otras empresas. El branding de la era black and gold fue tan inteligente y capaz hasta siniestro. Una emulación del estilo independiente bajo la sanitización de WWE que shockeó a fanáticos que no lo conocían antes. Se vendía el show como esta revolución que era mejor que los shows principales, y a Triple H como el genio que cambió el paradigma. No necesitás una alternativa genuina cuando tu principal te un símil con sabor a alternativa. En 2019 esto empezó a cambiar para mí, NXT me pareció excesivo. Como si Triple H fuese un dealer que se empezaba a drogar con su propia merca. Todas las críticas que se le pueden hacer y se le hacen hoy, las sentí venir en esa época (¡Y las vaticiné en un par de videos!). Aunque seguí viendo el programa hasta bien entrado el 2021, había una artificialidad notoria que por fin me tuvo deseando otras cosas de la lucha libre. Pasó lo que pasó y mi manera de consumir esto y crear al respecto fue cambiando con los años. Sin mencionar todo el marco político del cual ya hablamos en Twitter el otro día.
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Entonces es muy fascinante ver cuando hasta los más fervientes fanáticos y creadores se enfrentan a una desilusión tal que su labor y/o consumo es afectado. Desde Falbak confesando en Twitter que el rédito de su contenido se ve disminuido hasta Rachel is Money ventilando en Instagram que no se siente muy motivada a hablar de los shows. Y aún así van a seguir haciendo lo que hacen por multitud de razones. Está perfecto, pero sí es digno de observar. ¿Por qué seguimos haciendo lo que hacemos incluso si no nos hace feliz? Obviamente, para creadores consagrados la respuesta es clara. Necesitan seguir generando tantos ingresos como sea posible. Pero esto no aplica para el usuario común, aquel que se siente frustrado viendo WWE y lo sigue haciendo igual cuando tantos otros dejaron de ver wrestling en sí. Algunos hasta reconocen esto y lo comparan con ver al cuadro de fútbol del que son hinchas aunque pierdan constantemente.
Hubo mucha discusión alrededor de esto en Twitter. Puedo entender al que sigue viendo basándome en mi experiencia propia. Hay un tema con la comodidad, el orgullo y la nostalgia que hacen muy difícil seguir hacia otra cosa. “Esta es la marca que definió muchos de mis recuerdos más felices en mi etapa formativa, estoy en una deuda emocional con ella y todas las personas que la crearon y fueron parte de ella. Por favor, déjame seguir siendo feliz con ella. Por favor, no me recuerdes que mi posición moral se vuelve algo incongruente por consumirla. Por favor, no me hables de otras marcas que representan una amenaza a la percepción de la lucha libre que he tenido todo este tiempo. Por favor, no me muestres algo que no me es familiar ni conozco porque tendría que esforzarme en volver a empezar de cero con algo nuevo. Para mantener mi comodidad y apagar inseguridades, debo creer y asegurarme de que todos los demás crean que vos estás equivocado y yo tengo razón. Yo soy el fanático normal que ve lucha libre mainstream y tú el rarito que ve empresas japonesas para otakus vírgenes mamadores pedantes que se toman todo muy en serio. Tú eres el arrogante que se cree superior a mí por ver algo distinto que es raro y malo, y yo el pobre trabajador que sólo quiere distraerse con la lucha libre que es normal y apolítica. Aunque WWE me falle, es mi pasión y siempre lo será.”
No será suficiente recomendarle otras empresas o hacer guías detalladas desde la más buena de las intenciones con gente decidida a estar en esa postura. Quizá nada lo sea y está bien. Todos elegimos qué consumir y cómo. No hay una superioridad moral inherente ni somos más impecables por ver otras cosas… Pero esto no se trata exactamente de tener puntos de moralidad o ser superiores. Para algunos enfermos quizá lo sea, pero va por otro lado. Exponerse a más cosas con mayor variabilidad enriquece el paladar tanto como probar nuevas comidas o ver más tipos de cine. El conocimiento realmente es poder, especialmente en una época donde la corriente se trata de lo anti-intelectual, lo anti-curiosidad y lo inmediato. Ver cosas menos populares te hace pretencios@, ir a la tienda a pagar con dinero en efectivo te hace anticuad@, no usar IA generativa te hace obsolet@, y analizar cosas que no son fácilmente perceptibles a simple vista te hace exagerad@. El esfuerzo y lo atípico son causales de vergüenza en esta era de vigilancia masiva, así que no la re vivas Scooby. Todos tenemos que consumir lo mismo de la misma manera para estar cómodos.
Bueno, creo que mi punto es claro. Hay tantas tendencias en la sociedad ahora mismo facilitando esto que podría escribir por días. La gente que decida cambiar eso y desafiarse, como much@s lo hicimos, lo hará en su debido momento. En lo que crecí y experimenté nuevas cosas me di cuenta de lo preciosa que es la vida y el arte que la humanidad puede crear en múltiples formas. Y eso me hizo desear más. Más wrestling, más cine, más música, más videojuegos, más pinturas e ilustración. Aún no más libros… Ya voy a llegar a eso.
Sí, nunca seremos capaces de experimentar cada obra creada en la humanidad, pero eso no hace inválido el intento. No, no me paso encerrada viendo lucha libre 24/7 pero eso no impide que me mande a ver JWP del 2006 cuando pinte o caiga a un show random de DDT (Hola, Romi) o WXW (Hola, Sofi) cuando lo transmitan. Cierto, eso me haría redistribuir el presupuesto temporal para ver wrestling el cual hoy por hoy es bastante corto, pero así es la vida. Por eso me da gracia el argumento de “Tengo una vida, no puedo ver todo el wrestling del mundo” porque es humanamente imposible y nadie pide eso. Tampoco te tienen a punta de revólver para que veas las luchas de Jey Uso que tanto decís que detestás ver.
Apenas conozco de qué va MAO, casi no supe nada de Azumi Hyuga, Peter Tihanyi me intriga y no sé qué es lo que dice cuando habla, y le perdí mucho el hilo a Kanji, pero aún así estoy emocionada al ver lo que pueden hacer. El miedo a lo desconocido es potente pero enfrentarlo nos hace crecer. Normalmente no soy partidaria del concepto “salir de la zona de comfort” en su sentido más corporativo, pero en este caso creo que es un buen consejo. Nunca sabés si lo que está al otro lado te va a terminar encantando y cambiando tu perspectiva de la lucha libre y quizá muchas otras cosas.
No soy mejor que vos por ver otra lucha libre, pero por lo que me contaste, parece que me estoy divirtiendo más que vos.
